“Nunca seremos nacidos” de Elton Honores [30 de abril de 2024]
Escribe Alexis Iparraguirre
Cuando uno lee un libro como la primera novela de Elton Honores, “Nunca seremos nacidos”, uno no puede evitar hacerse la idea de que le espera una calurosa bienvenida de la prensa cultural y, si no un reconocimiento explícito de sus calidades (en un medio donde se ha normalizado que la literatura sea confesional) sí el reconocimiento, en el nivel meramente descriptivo, de que se trata de largamente la novela peruana con mayores riesgos técnicos en años y que construye una muy interesante red de alegorías nacionales desde la más pura y dura mitología vampírica. Bueno: una vez más mi esperanza fue la de los cándidos. Parece que la velocidad de los tiempos excluye de la lectura todo que no sea anecdotario biográfico escrita a triple espacio, es decir, no se ocupa de textos que requieren un poco de lectura atenta y reflexión.
Cada día estoy más convencido de que los que amamos la literatura ya perdimos esa carrera contra los gustos del lector de best sellers (porque, entre otras cosas, no nos gusta correr), pero eso no impide que igual, desde la arbitrariedad de la biblioteca personal y nuestro otro gusto, sigamos teniendo el derecho de exaltar y defender los libros que nos hacen pensar y exaltarnos.
Bajo esta premisa, “Nunca seremos nacidos” se impone una tarea propia de los debuts literarios, de la que sale ampliamente airoso: la declaración de filiaciones, apologías y rechazos a través de una escritura que rinde homenaje a los autores que el novelista admira, pero que, aunque se les perciba como sombras o como senderos por todas partes, en la novela no se impone necesariamente el peso de ninguno. Y en “Nunca seremos nacidos” la lista de santos patronos tiene integrantes desconcertantes pero que Honores ha incorporado con visible éxito a su lenguaje. No sorprende tanto apreciar el influjo de Clemente Palma y de Pepe Adolph, manes de la literatura fantástica peruana, o de los siempre ubicuos Lovecraft y Stephen King (y de la discipula de este, Mariana Enríquez), todos autores que Honores también ha investigado como crítico.
Escritor e investigador literario Elton Honores.
Pero es realmente psicotrópico que los tópicos narrativos y temáticos de estos sean reapropiados por grandes trechos de escritura organizativos más bien bajo los patrones de la escritura experimental de Mario Bellatin o César Aira: como ellos, Honores consigue así un relato preciso, pero expeditivo, que avanza derivando una invención tras otras, como si fuera trucos de magia, y sin miedo al disparate o a perder su tema en medio de lo que pareciera un caos, pero que es una método para expandir su historia y su relato (para evocar el viejo dictum, de que incluso para describir la locura se requiere orden). Consigue así una novela con ese efecto del buen relato experimental en el que incluso lo más extraño y aleatorio es interesante por sí mismo y, aunque las causas y los efectos puedan esquivarnos aquí y allá , se sigue leyendo por la viva impresión que producen oración tras oración de detalles delirantes. En esta dirección, no puede dejar de destacarse la variedad de registros sociales y estilísticos que maneja la novela, cuyas primeras páginas son intencionalmente de una limpieza estilística impresionante.
Por supuesto, uno podría pensar que en algunas páginas del libro ese método es enfático y que sus recursos técnicos y sus alusiones a la actualidad política o intelectual padecen de afectación, pero ello nunca desmerece esta suerte de biografía esencial de un vampiro en el Perú durante más de un siglo y que se proyecta hacia un futuro apocalíptico, una continuación natural de la guerra secreta entre los vampiros y sus perseguidores desde hace siglos. Uno cierra la novela con la emoción y la pregunta sobre las futuras publicaciones de ficción de Elton Honores.
En: https://circulodelectores.pe/nunca-seremos-nacidos-del-elton-honores-2024/
