miércoles, 9 de octubre de 2024

Presentación de Nunca seremos nacidos. 28 de febrero de 2024. Participan: José Güich, Harry Belevan [lectura] y José Donayre

 

https://www.facebook.com/watch/live/?ref=search&v=929555758870985 

XIV CONGRESO NACIONAL DE ESCRITORES
DE LITERATURA FANTÁSTICA Y CIENCIA FICCIÓN

28 de febrero de 2024

Casa de la Literatura Peruana

Presentación de libro
5:25-6:00
Nunca seremos nacidos (2024, Maquinaciones) de Elton Honores
Participan: Harry Belevan, José Güich y José Donayre


Mesa 3
Vanguardismo y experimentación: 25 años de La fabulosa máquina del sueño
(1999) de José Donayre
6:05-7:05 pm
• La inteligencia del mal en La fabulosa máquina del sueño de José Donayre
Óscar Gallegos (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
• La historia en pedazos. La estética del fragmento en La fabulosa máquina del
sueño
Lisandro Solís (Pontificia Universidad Católica del Perú)
• Ciencia, ciudad atemporal y marginalidad (sentimental) en La fabulosa
máquina del sueño
Agustín Prado (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
• José Donayre, escritor, editor y gestor literario
Modera: Elton Honores

martes, 8 de octubre de 2024

Elton Honores: "Se le da más pantalla a novelas autobiográficas, lo demás pareciera marginal". Entrevista por Bruno Cueva. 24 de marzo de 2024. La república

 

Foto: composiciónLR/Jazmin Ceras/Diana Rodríguez Díaz

https://larepublica.pe/cultural/2024/03/24/elton-honores-se-le-da-mas-pantalla-a-novelas-autobiograficas-lo-demas-pareciera-marginal-libros-peruanos-ciencia-ficcion-1654083 

 

Elton Honores: "Se le da más pantalla a novelas autobiográficas, lo demás pareciera marginal"

Vampiros telépatas huyendo de cazadores neonazis, parodias hacia la literatura peruana, un cardenal de ideas radicales contra los monstruos de la noche. Elton Honores ha publicado 'Nunca seremos nacidos', una atípica novela de lectura ágil, sin tiempo para pisar los frenos.

 

Bruno Cueva

 

El ícono del vampiro en la literatura gótica continúa una tradición que se remonta a la obra pionera de John William Polidori desde 1819. En las conversaciones acerca de esta criatura de la noche —por ejemplo, 'Drácula', del archiconocido Bram Stoker—, comúnmente se habla de que cazan a sus víctimas para beber su sangre y subsistir. Más adelante, en 1872, el autor irlandés Sheridan Le Fanu rompió las convenciones vampíricas al publicar 'Carmilla', novela basada en la leyenda de Isabel Bathory, apodada la 'Condesa Sangrienta'. La historia, en su conjunto, desafió a la sociedad conservadora porque presentaba una clara relación erótica entre Laura y Carmilla.

 

Sin embargo, también se concibe al vampiro como un ser abyecto que consume la energía vital de los humanos. Enfocándonos en el caso local, Elton Honores Vásquez, doctor en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ha ido un paso más allá al situar a este símbolo del terror en la realidad contemporánea y el imaginario retrofuturista. Loredano, personaje principal de la novela 'Nunca seremos nacidos', escapa incesantemente de los fanáticos de la Crítica Nazi (séquito de Hitler) hacia otras dimensiones paródicas y disparatadas.

 

Entre el horror, la ciencia ficción, la crítica empedernida a la clase política y una amenaza vampírica que se encarama desde los abismos del centro de Lima, Elton Honores, también investigador del Instituto Raúl Porras Barrenechea, ha diseñado las rutas de una novela multirreferencial, en la que recordaremos escenas de 'La naranja mecánica' (Anthony Burgess, 1962), 'Mañana, las ratas' (José B. Adolph, 1983) y de la vasta narrativa de H. P. Lovecraft. Te invitamos a leer la siguiente entrevista:

 

—¿Por qué elegiste la figura vampírica como el tema dominante de la novela?

 

—Para mí, la figura del vampiro es un pretexto. Por un lado, está bastante agotada en la literatura fantástica. Lo que propuse en la novela fue una nueva mirada. La relaciono con los textos de Clemente Palma. Hay uno que se llama 'Mors ex vita', que se publica en 'Historietas malignas'. De allí me inspiro un poco para crear a Loredano, el vampiro protagonista.

 

—¿Cuánto te costó aislarte un tanto de tu voz de crítico literario e investigador para priorizar tu voz narrativa, un registro distinto?

 

—Mucho tiempo atrás he tenido interés de escribir ficción. Ocurre que aquí, en el Perú, hay una visión limitada o separada de la labor del crítico con la del que produce ficciones (...). En la novela, sin embargo, hay pasajes que yo llamaría 'ensayos apócrifos sobre la literatura peruana'.

 

—El libro rebosa de conspiraciones, por ejemplo, la huida secreta de Hitler para legar el nazismo. ¿Eres alguien que se cuestiona día a día lo que se nos ofrece como realidad a través de voces oficiales?

 

—La historia es un discurso, una construcción. De hecho, lo que se aproxima a los acontecimientos del pasado realiza también una reconstrucción hasta cierto punto ficcional, hay que llenar vacíos, especular. Lo del escape de Hitler es una teoría de la conspiración. Es curioso: para escribir un par de párrafos sobre eso, leí dos libros enteros. Así le di sustento. Leí más de historia que de conspiraciones, eso sí.

 

—Vas más allá. En la novela clonan a Hitler para preservarlo de alguna manera. ¿Hay una analogía entre ello y nuestra clase política, que parece mostrar los mismos rostros de siempre para elegirlos una y otra vez?

 

—Es interesante ese modo de analizarlo. Incluso esos rostros pueden cambiar, pero tener las mismas ideas de siempre, desfasadas, rancias...

 

—En 'Nunca seremos nacidos', hay menciones constantes a la tercera guerra mundial. ¿Es tal vez tu miedo o pronóstico más recurrente?

 

—Me remito al año 2010, al amago de una tercera guerra mundial entre Corea del Norte y Estados Unidos. Hace 14 años, la sensación de un conflicto a gran escala estaba a la vuelta de la esquina. Se supone que ese sentimiento era más propio de la Guerra Fría. Ese miedo está latente. El mundo puede acabar en cualquier momento, ya nos hemos acostumbrado a esa cotidianidad. Mucho del cine y de la literatura distópica ha normalizado la idea del colapso global.

 

—Vemos que en la página 32, cuando se expone la querella del 'escritor mestizo', asoma tu vena crítica. ¿Sientes que la coexistencia de varios tipos de escritores (como los citados en el libro: progresistas, aburguesados, de realismo sucio) es necesaria o solo se satura el mercado?

 

—Es complejo. En realidad, hay un aspecto en la novela que tiene que ver con lo paródico. Ahora, si me pides una reflexión, eso escapa a la novela. Hay una predominancia, a nivel de medios de comunicación, de un cierto tipo de literatura. Se le da más pantalla a novelas autobiográficas, con problemáticas de cierta clase social.

 

—Percibes predilecciones.

 

—Solo hay una vitrina para ese tipo de literatura, en parte, por las dos grandes transnacionales que lideran en el Perú. Todo lo demás pareciera marginal. También vemos un tema racial. Cuando se habla de literatura tusán (autores descendientes de chinos en el Perú), por ejemplo, aunque la intención sea positiva, sigue habiendo un racismo indirecto.

 

—En la novela hay alusiones directas a 'Mañana, las ratas', de José B. Adolph. ¿Cuán importante es aquel autor de culto en la conformación de la ciencia ficción peruana?

 

—De José B. Adolph, los escritores contemporáneos aprenderán bastante. No se le ha dado el lugar merecido. Tiene un sello personal, propio, rasgos particulares. Él no copia a nadie, enfrenta a sus demonios. Todo artista debería apuntar a eso. Lo que yo veo de la literatura fantástica actual es que intentan copiar modelos extranjeros, sin ninguna repercusión, una especie de lenguaje de best seller. Manda la simpleza, la acción, la poca profundidad. Al final, eso es dañino para el ecosistema del libro.

 

—¿El humor y la ciencia ficción son una fusión perfecta? Adolph jugaba mucho con la comedia mezclada con el futurismo...

 

—Hay que pensar en otras maneras de leer literatura. Por eso, en el apéndice final de 'Nunca seremos nacidos', remarco la idea del entretenimiento, la comedia. No de un entretenimiento grave, sino de algo que te distraiga, pero que te haga pensar y repensar. Siempre ahondamos en temas serios, graves, trágicos...

 

—Como en varios concursos peruanos de literatura.

 

—Casi siempre los premiados en concursos de literatura escribieron sobre novela histórica, el denominado 'género serio', digámoslo así. No está mal. Pero cuando se vuelve norma u obligación, allí está el problema.

 

—Se siente tu rabia por la clase política en la novela. ¿Expresas también tu desconcierto por la situación actual?

 

—Sí, hay una visión rabiosa. Es el Perú, ¿no? Recordemos que la literatura también es política. Creo que 'Nunca seremos nacidos' no llega a ser un panfleto, pero sí muestra aspectos de la historia del Perú.

 

Nunca seremos nacidos (de Elton Honores). Por Salvador Luis. En: Panoptista

 



https://www.panoptista.com/nunca-seremos-nacidos-de-elton-honores/


Nunca seremos nacidos (de Elton Honores)

 

Nunca seremos nacidos (Maquinaciones, 2024), primera incursión en la narrativa de Elton Honores, es un relato fragmentario armonizado por un arquetipo goticista. Fundado en un mestizaje estético que entrecruza elementos de alta cultura con formas populares, Honores se acoge a un imaginario de lo insólito en el que cohabitan la biósfera del terror y la parodia metaliteraria de la sociedad peruana, entregándole al lector la biografía ucrónica y supraterrenal de un personaje que ha viajado a través del tiempo y el espacio.

 

Son varios los autores que han tratado el tema del vampiro en el Perú, sin embargo, podríamos decir que la novela de Honores concentra dos formas diferenciadas de encarar dicha temática. Por un lado, la del drama histórico-legendario, representada por la figura de Carlos Calderón Fajardo, un autor que revaloriza la leyenda urbana de la inglesa Sarah Hellen en su recordada novela El viaje que nunca termina (1994); y por otro, aquella descomposición de lo normal reunida en libros atípicos como El poema del vampiro (1999), una obra multigenérica y de corte poético-filosófico firmada hace algunos años por Monserrat Álvarez.

 

Tomando como puntales estas dos “maneras” de representar lo vampírico en el Perú, podemos advertir sin duda el nacimiento de un libro como Nunca seremos nacidos, pues Honores, atento a los estilemas, hace gala de la belleza salvaje que emana de ambas formas de representar la no-mortalidad. Primero, construyendo la biografía ucrónica de un vampiro decimonónico llamado Loredano, un relato que bebe del folclore occidental y de los vicios históricos de lo político-ideológico; y después, ya con una preocupación puramente estética y morfológica, fusionando el arte “popular” con el “culto”, en especial cuando percibimos aquel viaje paralelo que hacen tanto la banda sonora que fluye a lo largo de la novela como las especificidades metaficcionales que Honores elige para nutrir la trama.

 

Hay, por supuesto, una sostenida red intertextual en las páginas de Nunca seremos nacidos, así como claras cortesías y aproximaciones al campo literario, ya que el autor de esta anormal novela rinde desde el título de la obra un franco homenaje al escritor José B. Adolph, uno de los popes de la literatura peruana de lo insólito (autor, entre otros libros, de Mañana fuimos felices), y al hacerlo se ubica con ingenio en la misma comarca paródica que Adolph alentaba. Lo parodiado en este caso es el mundo de la escritura, sobre todo a través de sus hábitos, modas y regímenes culturales, brindándole al libro de Honores no solo una antología de figuras redivivas que festejan la sangre y las mordeduras a través del tiempo y los continentes, sino también un comentario social de filosofía posmodernista que busca golpear el sistema de preferencias tradicionales.

 

Gracias por leer esta reseña

Soy Salvador Luis (1978), narrador, editor y crítico cultural peruano: www.salvadorluis.net. Twitter: @UnRaggioLaser

Elton Honores. Nunca seremos nacidos. Maquinaciones, 2024, 122 pp. Por: Christian Bryan Cachay Luna

 


https://revistasinvestigacion.unmsm.edu.pe/index.php/tesis/article/view/28368?fbclid=IwY2xjawFyJztleHRuA2FlbQIxMAABHT6V18rgx-bVuHIzwqRyE9Ef31VUyDLxEFZZANrlAcrW0nt_3WgZR2xUZw_aem_FDdHiIs5hdJHrJyaBY3bXg 

 

 

Elton Honores. Nunca seremos nacidos. Maquinaciones, 2024, 122 pp.

Christian Bryan Cachay Luna

Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú

christian.cachay@unmsm.edu.pe

ORCID: 0000-0001-8781-4389

doi10.15381/tesis.v14i18.20Tesis (Lima), Vol. 17 Núm. 24 (2024): enero - junio, 503-506

 

La narrativa peruana contemporánea continúa, aunque con adaptaciones, tendencias con orígenes en el siglo xix, como la novela histórica, la policial, la ciencia ficción o la fantástica, por mencionar algunas. Además, es notable el interés de editoriales independientes por reeditar a autores peruanos que se enmarcan en estos géneros. El catedrático Elton Honores conoce ambas prácticas muy bien.

Primero, porque es el investigador más destacado de la ciencia ficción y lo fantástico en el Perú, que no son sus únicos temas de interés. Segundo, porque fue gestor de importantes rescates de obras de autores peruanos, como El hijo del doctor Wolffan (2015, Lima, Agalma) de Manuel A. Bedoya, El castillo de los Bankheil (2015, Lima, Altazor) de Alejandro de la Jara, El jardín de las lámparas (2017, Lima, Altazor) de Luis Enrique Moreno Thellesen, y, el más reciente, El Misti en el año 3000 (2022, Lima, Maquinaciones) de Porfirio César.

Ahora, como autor, Honores se une a la lista de autores-catedráticos, que no es una práctica insular en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Por ejemplo, podemos mencionar, entre los que practican la narrativa, a Jorge Valenzuela, Carlos Arámbulo, Miguel Ángel Vallejo y Richard Parra. La importancia de reconocer esto es que entre las características usadas para evaluar a un autor está el conocimiento de la tradición literaria, sus teorías y sus técnicas, y lo que hacen con ellas. Esa es precisamente la lógica de maestrías en Escritura Creativa, como existen en la UNMSM y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sobre si se puede enseñar a escribir o no, ese es otro debate.

La trama principal de Nunca seremos nacidos, primera novela de Elton Honores, gira en torno a Loredano, exestudiante de Letras y Derecho de la Universidad de San Marcos que es convertido en vampiro por su amante Isadora en la Lima de finales del siglo xix, como se nos revela cuando se menciona que viven la etapa de Reconstrucción Nacional. Esto no genera una tragedia, sino una celebración, porque la pareja se dedica durante los siguientes meses a satisfacer sus deseos de sangre. La representación de estos monstruos es clásica y su accionar también, ya que van acompañados del ambiente lúgubre y misterioso característico de su estirpe desde Drácula (1897) de Bram Stoker. De igual forma, sus debilidades harto conocidas son aprovechadas por sus perseguidores, quienes eventualmente liquidan a Isadora.

Esta tragedia conlleva el relato del viaje de Loredano a otras ciudades y continentes mientras sigue pendiente de la Crítica Nazi, fascistas que antagonizan con los vampiros y con la población en general. Esto permite una recreación de la historia peruana y mundial en clave de ucronía y distopía, pues se representa un mundo en donde los nazis llegan al poder, Sendero Luminoso vence a las Fuerzas Armadas y, finalmente, llega el fin de la humanidad causado por una guerra nuclear. Además, el libro no se ahorra las menciones a personajes históricos, como Augusto B. Leguía u Óscar R. Benavides, así como literarios y culturales, entre los que resaltan Clemente Palma y la referencia a Yma Súmac, “la mujer que se transformó en pájaro” (p. 43).

Parte de lo mencionado nos lleva a la siguiente idea: la novela mezcla lo fantástico con la ciencia ficción. Sobre lo primero, es posible identificar monstruos como el vampiro, el zombi, los fantasmas, el monstruo lovecraftiano (en el relato de la pandilla), es decir, el encuentro con el otro no humano. En cuanto a la ciencia ficción, la narración de acontecimientos históricos se vincula a la ucronía en tanto busca representar sus posibilidades, como que Hitler se haya fugado a la Patagonia argentina. Además, en el mundo representado existe un gran progreso científico, como la clonación y el viaje en el tiempo. Estos variados elementos se presentan, a su vez, con diferentes técnicas narrativas, como la analepsis, las cajas chinas, entre otras.

La novela de Honores es breve, pero posee gran riqueza temática, literaria e intertextual. Para eso es importante resaltar el papel de la música, constante referente en la obra, que además incluye una “banda sonora” con grupos y compositores tanto peruanos como extranjeros. Si uno sigue la lectura de la mano con las canciones citadas, es posible reconocer un ritmo rápido y estridente, vinculado a la trama de la obra. Esto se debe a su estructura fragmentaria, la cual reúne varios narradores e historias que intervienen para profundizar en la trama o iniciar una nueva. Por ejemplo, el texto “Hoja volante recortable” es un manifiesto metaliterario que reflexiona en tono irónico y paródico sobre la escena contemporánea; habla tanto de los críticos como de los autores, y los categoriza. En ese sentido, este apartado es similar a la categorización de poetas que ocurre en “22 de octubre”, uno de los capítulos de la primera parte de Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolaño.

Esto nos lleva a otro punto importante de la obra: la intertextualidad, es decir, la relación que tiene la novela con textos anteriores a ella. Nos parece importante reconocer dos tipos de formas en las que se presenta. Primero, a través de la inclusión de autores como personajes en la novela: Clemente Palma, José Antonio Román, José B. Adolph y E.T.A. Hoffman, por mencionar algunos. Después, la obra referencia a obras literarias a través de sus personajes, como cuando menciona a Cthulhu, uno de los entes cósmicos que inventó H. P. Lovecraft; o el Cardenal Blanco, parodia del Cardenal Negro, líder de los Cat-ox en Mañana, las ratas (1984) de José B. Adolph; y el mismo Loredano, quien también es el personaje principal de Mors ex vita (1923) de Clemente Palma, dato que confirma él mismo (p. 38), y la mención de Lodoiska (p. 24). Adicionalmente, nos parece que el tono burlesco y paródico puede vincularse a dos autores peruanos de ciencia ficción: el ya mencionado José B. Adolph (1933-2008) y Juan Rivera Saavedra (1930-2021), autor de Cuentos sociales de ciencia ficción (1976), donde el racismo y la guerra nuclear son temas presentes.

Nunca seremos nacidos experimenta con la forma de novela de una manera similar a la propuesta de La piedra en el agua (1977) de Harry Belevan al proponer una trama que incluye cuentos como “El invasor”, “46UJ3RO D3 6U54NO”, “Informe ultrasecreto al señor ministro del Interior” y “N/NSN/N”. Esto, a la vez que deja abiertas líneas narrativas, posibilita la representación del universo fragmentado y desesperanzador que ocurre tras la muerte de Isadora. Esa lectura en clave romántica es posible porque Loredano es un monstruo solitario, aun cuando existe una comunidad vampiresca por su telepatía, y su recorrido por el mundo no tiene mayor razón que la supervivencia o el deseo de sangre. Sin embargo, cuando llega el apocalipsis y es el único superviviente, se nos revela que siempre conservó el cuadro de Isadora.

A modo de conclusión, la novela de Honores es importante para la tradición de lo fantástico y la ciencia ficción porque es tanto un homenaje como un balance crítico. En ese sentido, se asemeja a la narrativa de Harry Belevan y, por eso, se hace necesario hurgar en la metaficcionalidad del texto, que podría explorarse desde su visión del escritor o la intertextualidad. Esta misma invitación hace el colofón del autor, titulado “La siembra”, que explica la génesis del texto y da pistas para su interpretación. Sin embargo, la trama supera al autor y parece independizarse en un universo con tintes personales. Ese es el logro de esta primera, y esperemos no última, novela de Honores.

 

Referencias bibliográficas

Adolph, J. B. (1984). Mañana, las ratas. Mosca Azul.

Belevan, H. (1977). La piedra en el agua. Tusquets.

Palma, C. (1923). Mors ex vita. La novela peruana.

Rivera Saavedra, J. (1976). Cuentos sociales de ciencia-ficción. Horizonte.

Presentación de Nunca seremos nacidos. 28 de febrero de 2024. Participan: José Güich, Harry Belevan [lectura] y José Donayre

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