martes, 8 de octubre de 2024

Elton Honores. Nunca seremos nacidos. Maquinaciones, 2024, 122 pp. Por: Christian Bryan Cachay Luna

 


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Elton Honores. Nunca seremos nacidos. Maquinaciones, 2024, 122 pp.

Christian Bryan Cachay Luna

Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú

christian.cachay@unmsm.edu.pe

ORCID: 0000-0001-8781-4389

doi10.15381/tesis.v14i18.20Tesis (Lima), Vol. 17 Núm. 24 (2024): enero - junio, 503-506

 

La narrativa peruana contemporánea continúa, aunque con adaptaciones, tendencias con orígenes en el siglo xix, como la novela histórica, la policial, la ciencia ficción o la fantástica, por mencionar algunas. Además, es notable el interés de editoriales independientes por reeditar a autores peruanos que se enmarcan en estos géneros. El catedrático Elton Honores conoce ambas prácticas muy bien.

Primero, porque es el investigador más destacado de la ciencia ficción y lo fantástico en el Perú, que no son sus únicos temas de interés. Segundo, porque fue gestor de importantes rescates de obras de autores peruanos, como El hijo del doctor Wolffan (2015, Lima, Agalma) de Manuel A. Bedoya, El castillo de los Bankheil (2015, Lima, Altazor) de Alejandro de la Jara, El jardín de las lámparas (2017, Lima, Altazor) de Luis Enrique Moreno Thellesen, y, el más reciente, El Misti en el año 3000 (2022, Lima, Maquinaciones) de Porfirio César.

Ahora, como autor, Honores se une a la lista de autores-catedráticos, que no es una práctica insular en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Por ejemplo, podemos mencionar, entre los que practican la narrativa, a Jorge Valenzuela, Carlos Arámbulo, Miguel Ángel Vallejo y Richard Parra. La importancia de reconocer esto es que entre las características usadas para evaluar a un autor está el conocimiento de la tradición literaria, sus teorías y sus técnicas, y lo que hacen con ellas. Esa es precisamente la lógica de maestrías en Escritura Creativa, como existen en la UNMSM y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sobre si se puede enseñar a escribir o no, ese es otro debate.

La trama principal de Nunca seremos nacidos, primera novela de Elton Honores, gira en torno a Loredano, exestudiante de Letras y Derecho de la Universidad de San Marcos que es convertido en vampiro por su amante Isadora en la Lima de finales del siglo xix, como se nos revela cuando se menciona que viven la etapa de Reconstrucción Nacional. Esto no genera una tragedia, sino una celebración, porque la pareja se dedica durante los siguientes meses a satisfacer sus deseos de sangre. La representación de estos monstruos es clásica y su accionar también, ya que van acompañados del ambiente lúgubre y misterioso característico de su estirpe desde Drácula (1897) de Bram Stoker. De igual forma, sus debilidades harto conocidas son aprovechadas por sus perseguidores, quienes eventualmente liquidan a Isadora.

Esta tragedia conlleva el relato del viaje de Loredano a otras ciudades y continentes mientras sigue pendiente de la Crítica Nazi, fascistas que antagonizan con los vampiros y con la población en general. Esto permite una recreación de la historia peruana y mundial en clave de ucronía y distopía, pues se representa un mundo en donde los nazis llegan al poder, Sendero Luminoso vence a las Fuerzas Armadas y, finalmente, llega el fin de la humanidad causado por una guerra nuclear. Además, el libro no se ahorra las menciones a personajes históricos, como Augusto B. Leguía u Óscar R. Benavides, así como literarios y culturales, entre los que resaltan Clemente Palma y la referencia a Yma Súmac, “la mujer que se transformó en pájaro” (p. 43).

Parte de lo mencionado nos lleva a la siguiente idea: la novela mezcla lo fantástico con la ciencia ficción. Sobre lo primero, es posible identificar monstruos como el vampiro, el zombi, los fantasmas, el monstruo lovecraftiano (en el relato de la pandilla), es decir, el encuentro con el otro no humano. En cuanto a la ciencia ficción, la narración de acontecimientos históricos se vincula a la ucronía en tanto busca representar sus posibilidades, como que Hitler se haya fugado a la Patagonia argentina. Además, en el mundo representado existe un gran progreso científico, como la clonación y el viaje en el tiempo. Estos variados elementos se presentan, a su vez, con diferentes técnicas narrativas, como la analepsis, las cajas chinas, entre otras.

La novela de Honores es breve, pero posee gran riqueza temática, literaria e intertextual. Para eso es importante resaltar el papel de la música, constante referente en la obra, que además incluye una “banda sonora” con grupos y compositores tanto peruanos como extranjeros. Si uno sigue la lectura de la mano con las canciones citadas, es posible reconocer un ritmo rápido y estridente, vinculado a la trama de la obra. Esto se debe a su estructura fragmentaria, la cual reúne varios narradores e historias que intervienen para profundizar en la trama o iniciar una nueva. Por ejemplo, el texto “Hoja volante recortable” es un manifiesto metaliterario que reflexiona en tono irónico y paródico sobre la escena contemporánea; habla tanto de los críticos como de los autores, y los categoriza. En ese sentido, este apartado es similar a la categorización de poetas que ocurre en “22 de octubre”, uno de los capítulos de la primera parte de Los detectives salvajes (1998) de Roberto Bolaño.

Esto nos lleva a otro punto importante de la obra: la intertextualidad, es decir, la relación que tiene la novela con textos anteriores a ella. Nos parece importante reconocer dos tipos de formas en las que se presenta. Primero, a través de la inclusión de autores como personajes en la novela: Clemente Palma, José Antonio Román, José B. Adolph y E.T.A. Hoffman, por mencionar algunos. Después, la obra referencia a obras literarias a través de sus personajes, como cuando menciona a Cthulhu, uno de los entes cósmicos que inventó H. P. Lovecraft; o el Cardenal Blanco, parodia del Cardenal Negro, líder de los Cat-ox en Mañana, las ratas (1984) de José B. Adolph; y el mismo Loredano, quien también es el personaje principal de Mors ex vita (1923) de Clemente Palma, dato que confirma él mismo (p. 38), y la mención de Lodoiska (p. 24). Adicionalmente, nos parece que el tono burlesco y paródico puede vincularse a dos autores peruanos de ciencia ficción: el ya mencionado José B. Adolph (1933-2008) y Juan Rivera Saavedra (1930-2021), autor de Cuentos sociales de ciencia ficción (1976), donde el racismo y la guerra nuclear son temas presentes.

Nunca seremos nacidos experimenta con la forma de novela de una manera similar a la propuesta de La piedra en el agua (1977) de Harry Belevan al proponer una trama que incluye cuentos como “El invasor”, “46UJ3RO D3 6U54NO”, “Informe ultrasecreto al señor ministro del Interior” y “N/NSN/N”. Esto, a la vez que deja abiertas líneas narrativas, posibilita la representación del universo fragmentado y desesperanzador que ocurre tras la muerte de Isadora. Esa lectura en clave romántica es posible porque Loredano es un monstruo solitario, aun cuando existe una comunidad vampiresca por su telepatía, y su recorrido por el mundo no tiene mayor razón que la supervivencia o el deseo de sangre. Sin embargo, cuando llega el apocalipsis y es el único superviviente, se nos revela que siempre conservó el cuadro de Isadora.

A modo de conclusión, la novela de Honores es importante para la tradición de lo fantástico y la ciencia ficción porque es tanto un homenaje como un balance crítico. En ese sentido, se asemeja a la narrativa de Harry Belevan y, por eso, se hace necesario hurgar en la metaficcionalidad del texto, que podría explorarse desde su visión del escritor o la intertextualidad. Esta misma invitación hace el colofón del autor, titulado “La siembra”, que explica la génesis del texto y da pistas para su interpretación. Sin embargo, la trama supera al autor y parece independizarse en un universo con tintes personales. Ese es el logro de esta primera, y esperemos no última, novela de Honores.

 

Referencias bibliográficas

Adolph, J. B. (1984). Mañana, las ratas. Mosca Azul.

Belevan, H. (1977). La piedra en el agua. Tusquets.

Palma, C. (1923). Mors ex vita. La novela peruana.

Rivera Saavedra, J. (1976). Cuentos sociales de ciencia-ficción. Horizonte.

Presentación de Nunca seremos nacidos. 28 de febrero de 2024. Participan: José Güich, Harry Belevan [lectura] y José Donayre

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